En primer lugar, los propios berlineses, que con su tosco pero entrañable encanto infunden a la ciudad esta atmósfera tan auténticamente berlinesa. Y cómo no, un prácticamente increíble sinfín de lugares de interés en los que se refleja el dinamismo y el espíritu de la época, así como los grandes acontecimientos históricos y dramáticos del siglo XX.
Al mencionar Berlín, en lo que se piensa primero es en la Puerta de Brandeburgo, la obra arquitectónica más famosa de la capital. Aunque durante décadas se ha considerado símbolo de la división de Alemania, también ha sido el elemento central de una metrópolis vertiginosa en cualquier época, rebosante de ideas y proyectos, llena de arte, cultura y creatividad. El lado oeste de la ciudad se caracteriza por el Kurfürstendamm, prototipo de avenida elegante de una ciudad, los grandes almacenes Kaufhaus des Westens, conocidos como KaDeWe, las tiendas de última moda y fantásticas galerías, además de los preciosos barrios burgueses y naturalmente, la famosa vida nocturna berlinesa.
No podemos olvidarnos de los restos del Muro de Berlín, que con el nombre de East Side Gallery y situados entre el puente Oberbaumbrücke y la estación Ostbahnhof, se han convertido en algo así como una enciclopedia ilustrada del arte urbano. Merece la pena conocer a los berlineses, quizás el mejor motivo por el que visitar esta fantástica ciudad, además de todos los lugares de interés que posee.
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